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Crazy Girls

Humor irritable y con poco fundamento.

O fundamentado en pensamientos femeninos a los que solo nosotras mismas les encontramos lógica.

El domingo me puse de mail humor, pero para que se entienda por qué, necesitamos un preludio.
Mi marido, José, con quien no estoy casada sino que vivo hace 4 años, es un santo (mis amigas lo describen así por lo menos). En realidad es uno de los pocos hombre con cero machismo que hay en la tierra. A él simplemente lo hace feliz lo que a mi me hace feliz, que en las cosas comunes de la vida se traduce a que no le molesta que no sea ama de casa ni me guste cocinar, no le molesta que yo maneje mal, no le molesta que yo salga con mis amigas mientras él se queda con mi hija y no le molesta que yo sea una tonta fan de los Babasonicos. Así es como yo salí el viernes con mis amigas y él salió el sábado con sus amigos.

El domingo se levantó al mediodía y me contó sobre su salida y me puse de mal humor. Me llevó una rato entender por qué, y mi conciencia laburo a full hasta que llegué a una conclusión:

Los amigos de mi marido son amigos de él, y lo son míos solo por osmosis o por derivación de nuestro matrimonio, digamos herencia.
A veces me aburro con ellos. Entonces a veces dejo que José salga solo y me quedo en casa.
Cuando José me contó sobre su noche anterior, pensé: si yo hubiera ido, me hubiera aburrido, y me puse de mal humor. Por qué? Porque él la pasó bien y se divirtió? No, porque la noche anterior yo me había divertido también. Por qué se levantó al mediodía y no me ayudó a limpiar? Tampoco, porque nunca dejo que me ayude en la limpieza porque lo hace muy mal. Entonces??

Llegué a la conclusión de que lo que me molestó es que tengamos salidas separados en los que los dos sabemos que la salida del otro no lo divierte a uno, y por eso salimos separados. Inicialmente me asusté. Me dije: cuándo apareció este abismo entre nosotros? Antes no era así! Antes yo salía con José y sus amigos y me divertía.

Me divertía en serio?? Me pregunté. Si, me divertía, pero también había una cuestión de tolerancia. Hablar de temas que no te interesan, para tratar de pasarla bien y tampoco estar todo el tiempo con cara de orto solo por estar con gente que no son tus mejores amigos. Estas ahí, disfruta y dejate de joder.

Entonces dije: no hay abismo entre nosotros sino que estoy intolerante o mas bien, sin ganas de tolerar. Serán las hormonas?? La menstruación?? La crisis económica? A quien le importa, no era tan grave. Volveré a tener una época tolerante en la que volveré a salir con José y sus amigos y la pasaré bien.

Y luego de un día de mal humor, se me pasó y sin tirarle todo mi quilombo mental a mi marido encima. Eso significa, que estoy madurando como mujer? Que la psicología de mi mente femenina ya deja de ser un misterio para mi misma? Lo que sea, el matrimonio está compuesto en gran medida por tolerancia, no sólo tolerancia con el otro, sino con uno mismo. Debo tolerar mis estupideces mentales y no ponerme paranoica al instante. Resolver mis conflictos de mujer tonta yo misma y no echarle la culpa a mi marido que al fin y al cabo, es un santo.

Y después me pregunté: la insoportable, no seré yo, en vez de los amigos de mi marido? Pero eso me llevaba a cuestionamientos más profundos que no tenía ganas de resolver...

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